18.1.10

Bees and Honey

Una tarde de viernes, y por un evento bastante casual, decidimos no ser novios sin dejar de serlo. Un experimento para recordar los viejos tiempos de conquista y, también, para intentar relajarnos un poco en cuanto a la separation anxiety de las vacaciones.

Hasta ahora el experimento parece funcionar, es muy divertido y emocionante volver a disfrutar del premio de obtener un “te quiero mucho” y decir “me gustas” con un poco de pena y sin saber la reacción que causará.

Ha habido ya un par de ocasiones en que he tenido ese deseo de enviar un “ya no hay que jugar, te extraño”, pero sé que la farsa será mucho más divertida el día que nos veamos, así que he preferido controlarme. Lo más difícil es no llamarla en las noches y no despertar con un “te amo” que te da ánimos para empezar un día más aunque ella no esté.

Como esto se supone sería una bitácora y solamente estoy describiendo el evento, pasaré a comentar lo sucedido hasta hoy.

El día viernes es muy lento, no hay muchos temas y ambos actuamos reservado. Ella me gusta, pero no nos conocemos mucho y apenas empezamos a hablar en serio, así que no conviene presionar mucho. Simplemente platicar y dejar que la charla fluya. Al final del día parece que todo está bien y al día siguiente puede haber algún progreso importante.

El sábado es un día ocupado para mí. Podría suspender las ocupaciones, pero al hacerlo podría parecer desesperado y definitivamente no quiero parecerlo. Además no lo estoy y no creo que haya necesidad de estarlo, el miércoles nos veremos, así que aún quedan muchos días para progresar más. A pesar de esto, logré obtener un “te quiero mucho” que me cortó la respiración un momento, en el cual pude sentir acelerarse a mi corazón. Parece que puedo seguir sin temor a una negativa.

Hoy domingo, en comparación con los días anteriores, abundaron las conversaciones. Pregunté si a nuestra cita del miércoles podíamos llamarla “una cita” y obtuve una respuesta afirmativa que de nuevo me elevó por los cielos. Recibí un par de “te quiero mucho” más y tuve oportunidad de decirle que me gusta. No me ha dicho que yo a ella también, pero es obvio que sí, o no hubieran seguido los mensajes, pero siguen y mejor que nunca. Terminé el día con un par de mensajes suyos:

“En este momento acompañaré a Morfeo a un mandado…”

Seguido de otro, inesperado. Espectacular. Aún siento las mariposas en el estómago:

“… pero espero poder ir hablando de usted n///n”

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