21.1.10

別れの曲 wakare no kyoku

Pensé que era el mejor día de mi vida cuando no pude resistirlo más y la besé. El beso fue suave y casi infinito y me hizo olvidarme de las otras treinta o cuarenta personas que iban en el camión con nosotros.

Durante el día, la sensación que me producía un simple roce de su brazo o una caricia descuidada o hasta tomar mi mano para cubrir sus ojos en ciertas partes de la película era increíble. Pero no iba a dejarla escapar sin conquistar sus labios.

Llegamos a la central de autobuses y no podía creer que estuviera tan cerca. Ni que los besos fueran tan largos.

Diez minutos antes de que saliera su autobús y no era tiempo suficiente para nada. Deseé que no pasaran, pero Chronos no quiso apiadarse de mí e incluso pareció adelantar el tiempo. O tal vez nuestros besos sí eran tan largos.

Nos besamos y nos despedimos una y otra vez hasta que ya no podíamos fingir más despedidas sin causar que el autobús la dejara.

La vi desaparecer del poco campo visual que el pasillo de departures me permitía tener y todavía la vi una vez más, cuando se asomó, lejos, desde el otro lado de ese pasillo y me dijo adiós. Y me lanzó un beso. Y volvió a esfumarse, esta vez definitivamente.

Y sentí ese horrible nudo en la garganta que siempre les da a las personas cuando su vida se va en autobús.

Luego recordé que había pensado que era el mejor día de mi vida, pero no lo era, porque yo sabía cuál sería el mejor día de mi vida. Y sabía que ese día no habría lanzamiento de besos, ni adioses a través de pasillos, ni un absurdo letrero de departures, ni el nudo en la garganta, ni mi vida yéndose en un autobús.

En lugar de eso miraría su hermoso rostro de princesa dormida, la abrazaría y olería su aroma… y besaría sus labios mientras ella soñaría que beso sus labios. Y entonces, antes de que el sueño me venciera por primera vez en nuestra casa, no necesitaría pensarlo, porque sabría que había sido el mejor día de mi vida.

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